Los Supersonics jugarán la próxima temporada en la ciudad de Oklahoma City tras el caso que enfrentaba al propietario del club y al gobierno de Seattle, divididos por la necesidad de hacer frente a una costosa reconstrucción del KeyArena valorada en 189 millones de euros. Todavía se desconoce cómo se llamará ahora el equipo tras el cambio de sede ya que Seattle se ha reservado el derecho de quedarse con el nombre Supersonics por si la NBA vuelve a Seattle en un futuro.
Los Supersonics abandonan de esta forma la que ha sido su casa desde la fundación de la franquicia hace 41 años, sede en la que lograron su único anillo en 1979. El cambio de ciudad es habitual en los grandes deportes de equipo estadounidenses. La última mudanza en la NBA se produjo en los Hornets, que se movieron de Charlotte a Nueva Orleans en 2002.
La ciudad y el equipo mantenían un contrato de arrendamiento hasta 2010 que el gobierno de Seattle se negó a cancelar, pese a que el pabellón no se encontraba en condiciones de acoger partidos de la NBA. El propietario del equipo, Clay Bennet, decidió cambiar de sede y la justicia le ha condenado a pagar más de 28 millones de euros a Seattle y otros 19 millones si dentro de cinco años la ciudad sigue sin contar con un equipo.
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