Todo el mundo soñaba con ver una nueva final Lakers-Celtics. Si en los 90 todo se ceñía a Michael Jordan, en los 80 el verde y el amarillo representavan la NBA. Sabemos que MJ nunca volverá a vestir el 23 en una cancha de la NBA, pero por fin podemos revivir la mejor final de todas. Por suerte para nosotros, Pau Gasol estará allí. No se puede pedir más.
Los dos equipos velan armas en Boston. En las vetustas instalaciones de los Celtics, en Deerfield, con su pequeña cancha de paredes de cal blanca y su gimnasio de aire añejo, los Boston Celtics esperan el comienzo de su primera final de la NBA en 21 años. “Esto es todo lo que puedes desear. Para esto venimos a entrenar a esta cancha todos los días”, dice un emocionado Paul Pierce, angelino de nacimiento y corazón, pero que hoy representa a los Celtics más que ningún otro jugador sobre la cancha. “Estamos preparados para este momento”, responde Lamar Odom. Serán unas Finales para la historia.
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