Los Lakers superaron el infernal ambiente del AT&T Center, se sobrepusieron al lamentable caserismo arbitral, sobrevivieron a sus propios errores en el último minuto y no sucumbieron ante un gran Tim Duncan para lograr algo que nadie había logrado en estos playoffs, ganar en San Antonio.
Los de Phil Jackson se impusieron a los Spurs 91-93 en un partido dramático en el que Brent Barry gozó de la última posesión para decidir el partido con un triple, pero afortunadamente para los intereses californianos, y gracias a una falta personal de Derek Fisher que los árbitros no vieron (la única decisión favorable a L.A. en toda la noche), el triple sobre la bocina de los tejanos no entró.
Con este resultado los Lakers se ponen 3-1 en la final de la Conferencia Oeste y se ponen a sólo un partido de la final de la NBA... con dos oportunidades para lograrlo en Los Ángeles.
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